miércoles, 19 de diciembre de 2012

19/12/2012. Un piquicorto no es suficiente

La verdad es que hoy he llegado a casa de mi jornada por Villafáfila bastante contento y luego os contaré los motivos. Pero justo un rato antes de sentarme delante del ordenador a iniciar la rutina de descargar fotos, leer correos, actualizar webs y, por supuesto, El Pernil recibí una llamada de Cristian. Estaba viendo, nada más y nada menos, a uno de los pájaros más míticos del Paleártico y que está en las listas de los más buscados por muchos pajareros españoles especializados en rarezas, la avefría social Vanellus gregarius, pájaro enigmático donde los haya. Lo ha estado viendo durante un rato, hasta que ha oscurecido. Los foros y webs más importantes ya han sido avisados y el revuelo en la zona noroeste del país es importante, con varias personas haciendo planes ya para venir a intentar verlo. Por mi parte, os imaginaréis. He llegado a casa a las 15:15 h. aproximadamente y he recibido la llamada de Cristian a las 17:10 h. Un sabor que roza lo amargo y lo dulce a la vez ha bajado por mi garganta. La avefría social era una apuesta personal para Villafáfila y los que me conocen lo sabían. Estaba seguro de que caería alguna vez aquí y me alegro mucho de que haya sido Cristian quien haya dado con ella. La pena es no haberla visto yo también. Desde luego, lo voy a intentar mañana pero conozco a esta especie ¡es un fantasma! Igual que aparece, desaparece. Hoy había una sedimentación de avefrías enorme en todo el complejo lagunar. Por ejemplo, he contado un grupo solo de 1000 ejs. en la laguna de Barillos siendo esto una pequeña porción de todo lo que había en los alrededores. La avefría social está en un sitio que suelo visitar siempre pero, tanto hoy como en mi visita de la semana pasada, no he pasado por allí sabiendo que va Cristian. Es más, hoy hablando a las 15:00 h. con él y contándole lo que había visto por la mañana, le dije que no había pasado por ahí ya que sabía que iría él por la tarde. ¡Me alegro que haya tenido tan magnífica recompensa!
Esta es, sin duda alguna, la cita más importante del año y una de las más raras de la historia de la provincia de Zamora. En los últimos años se están viendo sociales con más asiduidad pero sigue siendo un pájaro muy raro en el Paleártico Occidental. En fin, que mi gran día de pajareo se ha quedado muy flojo a posteriori. A ver si mañana tengo suerte y puedo verla.
Llegué a la Reserva sobre las 09:00 h. y con unos agradabilísimos 9ºC, inconcebibles para las fechas, cuando deberían tener el signo - (menos) delante.
Lo más interesante del día, que no lo mejor, ha sido un ánsar piquicorto de 1º inv. que he podido ver a eso de las 12:00 h. cerca de Revellinos. Hoy el campo daba gusto, tranquilo, sin lluvia, con buena temperatura, aunque gris. Ni un cazador, lo que hacía que la fauna estuviera muy tranquila. De hecho, el grupo donde estaba el piquicorto no habría estado ahí de haber sido día hábil. Además se dejó fotografiar, lástima que haya perdido toda la poca práctica con el digiscoping.
 
 
El porrón bastardo sigue en las lagunas de la Casa del Parque pero, hoy que tenía mejor luz, ni me enseñó la cara en los 45 minutos que lo estuve viendo.
 
Lo primero al llegar y en el primer bando que miré de gansos, este careto joven, el único ejemplar de esta especie que he visto durante todo el día.
 
 
 
Pero lo mejor de la jornada mañanera ha sido lo que pude presenciar al llegar a la parte sur de la Salina Grande. Los pocos gansos que había en la orilla opuesta levantaron súbitamente el vuelo y, de la nada, apareció un águila real a ras de suelo para caer sobre uno de ellos que no había podido ni despegar. En pocos segundos de lucha, el ganso ya apenas movía un ala y el águila se hacía enorme abriendo sus alas y su cola contra el suelo. Durante casi una hora estuvo comiendo mientras una corte de aguiluchos laguneros y cornejas negras se formaba a su alrededor. Lástima que la escena sucediera tan lejos ya que, si no, tendría imágenes que mostraros. A esas horas había una ligera nieblina en la distancia aún.
Pero es que no conteta con eso, la naturaleza me tenía reservada otra escena de esas que suceden en la tele. Mientras distrutaba de la pitanza del águila a través del telescopio, un revuelo de estornios y palomas a mi derecha llamó mi atención. Al momento, unos graznidos de dolor llegaban desde una cuneta cercana, a unos 20 metros de mi posición. Me asomé para ver que sucedía y allí me encontré a una hembra de cernícalo vulgar intentando acallar los gritos provenientes de la garganta de un agónico estornino negro a base de certeros picotazos. A su alrededor, las grajillas alertaban de la presencia del depredador que, de repente, había pasado de ser un mero acompañante de postes y cables de la luz, tejados o palomares, a un trepidante depredador. No solo de ratones vive el cernícalo y, de vez en cuando, le sale el halcón que lleva dentro. De esta escena tengo fotos majas pero quiero dedicarle una entrada exclusiva. Os dejo un aperitivo.
 
 
Por lo demás, poco que mencionar. Muchas avefrías como ya he dicho. En la laguna de Barillos, 5 zarapitos reales, que debe ser solo una muestra de todos los que hay y 1 adulto de gaviota sombría. De anátidas, buenos números ya de silbón europeo, además de: tarro blanco, ánade azulón, cerceta común, cuchara común, ánade rabudo y ánade friso; en la Casa del Parque, además, porrón moñudo y porrón europeo.
Foto de uno de los zarapitos. 
Hoy he visto solo 1 grulla pero debe haber casi 200 ejs. En Barillos también, estas 4 cigüeñas, de las primeras en llegar.
Milanos reales, este año mucho menos abundantes que otros inviernos anteriores. Aún así, presentes por toda la comarca.

 
Me voy a llorar mis penas. A ver si mañana puedo contaros y enseñaros que he visto una avefría social.

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