viernes, 6 de mayo de 2016

04/05/2016. 17 especies de limícolas en Villafáfila

Estamos en las mejores fechas del año para observar limícolas en Zamora. Desde mediados de abril a mediados de mayo es el momento donde podemos anotar, sobre todo, un mayor número de especies por jornada.
Este año el paso de las pequeñas zancudas está muy flojo en cuanto a cantidad pero, por lo menos, no hemos perdido demasiada variedad respecto a otros años. Se han presentado todas las especies esperables pero, eso sí, en números bajísimos. Por ejemplo, a día de hoy, solo hemos visto una aguja colipinta o un solo correlimos gordo. Especies que, por muy bajo que sea su número, al menos deberíamos haber observado un par de decenas, si seguimos el patrón de los últimos 5 años, por ejemplo. Todavía tenemos un par de semanas para que nos entre otro pico de paso que nos traiga abundancia de individuos pero, bueno, al menos vamos pudiendo disfrutar de un ejemplo de cada una, por pequeño que sea.
En mi salida de hoy he podido anotar 17 especies que, lejos de las jornadas históricas, es un número muy bueno. Lo de este día se distribuye así respecto a los limícolas, los reyes del paso migratorio:
Cigüeñuela común, avoceta común, canastera común (2), chorlitejo chico (1p), chorlitejo grande (63), chorlito gris (1), avefría europea, correlimos tridáctilo (2), correlimos de Temminck (1), correlimos común (11), combatiente (17), zarapito trinador (2), andarríos chico, andarríos bastardo (2), archibebe claro (4), archibebe común y vuelvepiedras común (1).
Números ridículos como véis. Por ejemplo ese solitario chorlito gris, para un 4 de mayo, hace daño a la vista. En años normales deberíamos rozar el medio centenar, como mínimo.
Al menos hoy me traje mi primer correlimos de Temminck de la primavera.

Chorlitejos grandes, como siempre, el limícola más abundante en paso prenupcial.

Otros que están pasando desapercibidos, los correlimos tridáctilos. Aquí los dos únicos ejemplares en compañía de correlimos comunes y pagazas piconegras.

Lo de los correlimos comunes, este año, es de risa...

El andarríos bastardo no es uno de los pesos pesados del prenupcial, es más de postnupcial, pero este año solo llevo vistos los dos de hoy y, me temo, que serán los dos únicos.

Esta mañana había una notable abundancia de andarríos chico que, como siempre aquí, coincide su pico de paso con la aparición de los correlimos de Temminck.

Dos zarapitos trinadores en la laguna de Paneras, solo dos... ¡casi me da la risa!

Otras especies de interés fueron:
Fumarel común (13) y fumarel cariblanco (2), gaviota cabecinegra (2 ejs. 2ºcy.), garcilla bueyera (7), somormujo lavanco (8) y un total de 21 espátulas, divididas en dos grupos (4+17).

Los zampullines siguen emparejados y estás rondan las 20.

Muy chulo el rato final cuando me encontré con un pequeño grupo de paseriformes en un minúsculo grupo de tarajes junto a la laguna de La Fuente. En apenas una docena de árboles anoté en pocos minutos: curruca zarcera (1), carricero común (1), papamoscas gris (2), papamoscas cerrojillo (3), colirrojo real (1) y lavandera boyera (1 ej. ssp. flava).
Precioso macho de papamoscas cerrojillo.

Ejemplar de papamoscas gris.

Papamoscas gris (izq.) y cerrojillo (der.).

Colirrojo real, hembra.

En estos días las rapaces diurnas ya tienen un protagonismo importante y puede observarse un buen puñado de especies. Un ejemplo con las de hoy: águila calzada, milano real, milano negro, aguilucho lagunero, aguilucho pálido, aguilucho cenizo, ratonero común, cernícalo vulgar, cernícalo primilla, halcón peregrino y esmerejón. Esta última observación cobra mucho interés ya que es mi registro más tardío. El anterior era sobre la tercera semana de abril.
Cernícalo vulgar.

Uno de esos ratoneros subadultos chulos que se ven en estas fechas.

Y si no pongo algún tarro blanco... ¡reviento! Emblema de nuestra Reserva Natural.

Y quiero acabar con la imagen de la VERGÜENZA.
Vergüenza me da que, en pleno siglo XXI, no haya otra manera de tratar la vegetación de las cunetas que fumigando con herbicida.
Vergüenza me da ver todas las carreteras de mi tierra zamorana, sin que se libre ni un solo kilómetro, quemadas por la química.
Vergüenza me da que esto se produzca de manera masiva año tras año en cuanto llega la primavera.
Vergüenza me da, más aún, asco me da, que se permita hacer en espacios naturales protegidos, como las imágenes que véis, tomadas en pleno corazón de la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila. Esa es la carretera que llega al pueblo abandonado de Otero de Sariegos y que da acceso al observatorio de aves del lugar, el más importante, y acceso público al epicentro del complejo lagunar. Ese agua que véis a los lados es la Salina Grande y la laguna de Las Salinas. Es decir, se está vertiendo herbicida DIRECTAMENTE a una de las razones de ser de esta Reserva Natural. Se vierte herbicida directamente a la cuenca lagunar donde, ahora mismo, se reproducen multitud de animales protegidos por leyes comunitarias y mundiales: odonatos, lepidópteros, anfibios, reptiles, mamíferos y aves, se ven perjudicados por el uso indiscriminado de productos químicos liberados conscientemente por la Administración.
¿Por qué se permite esto? ¿Por qué los responsables de la Reserva, la Junta de Castilla y León, desde su sección de Espacios Naturales, lo permiten? 
¿Qué intereses ocultos hay tras esta actividad generada, parece ser, por la Diputación de Zamora? ¿Intereses económicos de algún particular quizá?
Vergüenza me da que este hecho pase totalmente desapercibido para la mayoría de la población. 
Nos envenenan, envenenan nuestros campos, envenenan nuestra biodiversidad, nos prohíben disfrutar una primavera completa. Las cunetas son uno de los hábitats con mayor biodiversidad por m2 que tenemos. Imaginad la cantidad, las billones de vidas (sobre todo invertebrados, la base de la cadena trófica natural), que son desplazadas o directamente exterminadas por los biocidas. Por no hablar de la cantidad de plantas herbáceas, muchas de un alto valor ecológico, que son destruidas directamente por la química.
Nuestros abuelos segaban la hierba cuando crecía demasiado. Pues hay cosas que nunca deberíamos haber perdido. Pero, claro, unos pocos ganarían menos dinero si no pueden vender sus productos de laboratorio y no pueden alquilar camiones o bombas fumigadoras.
¿Os gusta verlo así? A mi no. Ese color rojizo que se extiende por miles de kilómetros junto a las carreteras zamoranas es un rojo de muerte.

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